Existiendo ya a finales de 1200, fue reelaborado en el siglo XVI. En 1728 se reconstruyó la fachada, según el diseño de Andrea Palma. La perspectiva vigorosa, encerrada entre las cortinas del edificio de la calle, se extiende entre las cornisas y las pilastras que dejan poco espacio para el yeso; en el segundo orden, una ventana semicircular enmarca algunas estatuas de estuco, entre las cuales se encuentra la de la Inmaculada.

La planta es basilical, dividida por columnatas y arcos redondos, con un profundo ábside rectangular, agregado en 1583, que alberga el coro y el altar mayor. A pesar del diseño clásico, la sala está sobrecargada por el recubrimiento cromático del interior, ejecutado alrededor de 1844.
La iglesia conserva algunas pinturas ejecutadas por Filippo Randazzo, como el "Sacrificio de San Ippolito" en el altar mayor, y la "Virgen del Rosario y los Santos" en la primera capilla de la izquierda. En el lado izquierdo, junto al presbiterio, se abre la vasta sacristía, con un techo de pabellón con frescos, en el que se conservan algunos muebles antiguos.